miércoles, 2 de marzo de 2016

Guerra ruso-turca (1877-1878)

La Guerra Ruso-Turca de 1877–1878, también conocida como la guerra de Oriente, tuvo sus orígenes en el objetivo delImperio Ruso de conseguir acceso al mar Mediterráneo y liberar del dominio otomano a los pueblos eslavos de los Balcanes. Las naciones balcánicas liberadas indirectamente por la acción rusa tras casi 400 años de dominación turca aún consideran esta guerra como el segundo comienzo de su nacionalidad. De ahí los títulos alternativos agregados a ella en las historiografías nacionalistas del siglo XX, tales como la Guerra Rumana de Independencia, la Guerra Búlgara de Independencia, etc.

La guerra comienza: fuentes balcánicas y maniobra rusa[editar]

En Bosnia y Herzegovina se inició una sublevación antiotomana durante el verano de 1875, debido principalmente a la fuerte carga tributaria impuesta por la financieramente incapaz administración turca del sultán Abdul Hamid II, cuyos administradores provinciales tenían gran fama de corrompidos e ineficientes. Pese a una ligera reducción en los tributos, el alzamiento bosnio continuó hasta finales de 1875 y finalmente desembocó en el alzamiento búlgaro de abril de 1876. La tensión en Bosnia y el apoyo ruso a los reclamos balcánicos alentaron a los principados de Serbia y Montenegro a declararle la guerra al Imperio Otomano al cual pertenecían nominalmente. La guerra despertó los intereses imperialistas de dos grandes potencias: Rusia (liderada por el príncipe Gorchakov) y el Imperio Austrohúngaro (Conde Andrássy), que firmaron el acuerdo secreto de Reichstadt el 8 de julio de 1876, por el cual se repartían los Balcanes dependiendo del resultado de la probable guerra contra los turcos.
En agosto de 1876 las tropas serbias fueron derrotadas por el Ejército otomano, que gozaba de superioridad numérica, lo cual era el peor de los resultados para rusos y austríacos, que de esta manera no podían reclamar ningún territorio en contra de los otomanos. No obstante, las atrocidades cometidas por tropas turcas contra la población civil durante la guerra y el alzamiento de abril en Bulgaria tuvieron una amplio eco por toda Europa. Como resultado, la Conferencia de Constantinopla se llevó a cabo en diciembre de 1876 en la actual Estambul. En esta conferencia, en la cual no hubo representación otomana, las Grandes Potencias debatieron las fronteras de una o más futuras provincias autónomas búlgaras dentro del Imperio Otomano.
La Conferencia fue interrumpida cuando el canciller otomano informó a los delegados extranjeros que el Imperio Otomano había aprobado una nueva Constitución que garantizaba los derechos y libertades de toda minoría étnica y que los búlgaros disfrutarían de iguales derechos que los turcos. Pese a ello, Rusia siguió siendo hostil hacia el Imperio otomano, postulando que la constitución era solo una solución parcial a los verdaderos reclamos de los búlgaros. A través de negociaciones diplomáticas, los rusos aseguraron la inacción de Austria-Hungría en futuras operaciones militares. Las restantes potencias estaban paralizadas por el fuerte apoyo de la opinión pública europea a la idea de la independencia búlgara, por su incredulidad en las intenciones expansionistas de Rusia y por otros problemas internos. Si bien Reino Unido y Francia no miraban con buenos ojos el expansionismo ruso en los Balcanes, rehusaron intervenir en favor de los otomanos: las crisis políticas internas disuadían a París de intervenir en un territorio lejano a sus intereses, mientras que Londes, aunque alarmada por el expansionismo ruso, declinaba repetir la sangrienta experiencia de la Guerra de Crimea.

Prosecución: el tuerto y el ciego[editar]

Rusia declaró la guerra al Imperio Otomano el 24 de abril de 1877. Algunos cronistas de la época describieron esta guerra como "una lucha entre el tuerto y el ciego" debido a los muchos errores de estrategia y juicio cometidos por los jefes militares de ambos bandos, aunque la ignorancia táctica era un problema común durante las guerras de esa época desde la Guerra de Crimea hasta la de Guerra de los Bóers.
La toma de la fortaleza Ardahan por los rusos en 5 de mayo de 1877. Obra de Aleksey Danilovich Kivshenko.
Sobre el papel, el resultado de la guerra era incierto. Rusia tenía capacidad para armar un ejército más numeroso que el de sus rivales, de hasta 200.000 hombres, mientras que el Imperio Otomano] mantenía unos 160.000 soldados en sus guarniciones de los Balcanes. Los turcos tenían la ventaja de las fortificaciones y del control total del mar Negro, además de contar con barcos patrulleros en el Danubio. Sin embargo, en la realidad la capacidad militar turca puede estimarse en un 25 % de lo expuesto por las cifras, debido al deficiente entrenamiento de sus tropas y su mala organización para el suministro de armamentos y transportes. Por añadidura, los jefes militares otomanos desconocían totalmente los planes rusos e hicieron muy pocos intentos por predecir sus acciones y contrarrestarlas, prefiriendo mantenerse encerrados tras las fortificaciones del mar Negro, esperando hasta que las tropas rusas atacaran por esos parajes.
El mando militar turco en Estambul había subestimado la capacidad rusa. El Estado Mayor otomano supuso que los soldados rusos serían demasiado perezosos para marchar a lo largo del Danubio y cruzarlo en Rumanía, lejos del delta, y que preferirían el camino corto de avanzar a lo largo de la costa del mar Negro, precisamente donde estaban las fortalezas turcas más fuertes, bien suministradas y guarnecidas, mientras que solo había una posición correctamente fortificada a lo largo de la parte interior del Danubio, la de Vidin, a cuatrocientos cincuenta kilómetros del mar Negro y que estaba guarnecida apenas por tropas lideradas por Osman Pasha que acababan de vencer la reciente revuelta serbia contra los otomanos.

Curso de la guerra[editar]

Al inicio de la guerra, Rusia destruyó todas las embarcaciones otomanas del Danubio, asegurando su paso en cualquier punto, pero esto no generó una reacción enérgica del mando otomano. En junio, una unidad rusa pequeña pasó el Danubio cercano al delta, en Galatz, en suelo rumano y marchó hacia la localidad búlgara de Ruse. Esto dio mayor confianza a los generales turcos de que la principal fuerza rusa cruzaría a la mitad del reducto turco y no en el extremo oeste.
En julio, los rusos construyeron un puente a través del Danubio, en Svishtov (a 250 kilómetros del mar Negro), y lo cruzaron. No había tropas turcas significativas en el área. El comando en Estambul ordenó a Osman Pasha marchar en esa dirección y proteger la fortaleza de Nikopol. De camino a Nikopol, Osman Pasha se enteró de que los rusos ya la habían tomado, así que se dirigió a Pleven.
Preparación de un asalto por parte de los rusos en el Sitio de Pleven. Obra de Vasili Vereshchaguin.
Menos de 24 horas después de que Osman Pasha fortificara Pleven, numerosas fuerzas rusas a cargo del carismático "General Blanco" Mijaíl Skóbelev atacaron la ciudad.
Osman Pasha organizó una defensa brillante y repelió dos ataques rusos pero con pérdidas enormes del lado turco. Para entonces, ambos bandos tenían la misma cantidad de elementos y el Ejército ruso se sentía desanimado. La mayoría de los analistas coinciden en que un contraataque habría permitido a los turcos hacerse del control y destruir el puente. Sin embargo, Osman Pasha tenía la orden de mantenerse en el fuerte de Pleven, así que allí se quedó.
Toma de los reductos de Grivitsa por el ejército ruso. Obra de Nikolái Dmítriev-Orenburgski.
Rusia no tenía más tropas que atacaran Pleven, así que la sitiaron; pidiendo a los rumanos que apoyaran con tropas. Poco después, las fuerzas rumanas cruzaron el Danubio y se unieron al sitio. El 16 de agosto, en Gorni-Studen, los ejércitos alrededor de Pleven (renombrados como los Ejércitos del Oeste) quedaron bajo el control del príncipe rumano Carol, asesorado por el general ruso Pável Dmítrievich Zotov y el general rumano Alexandru Cernat. Los rumanos lucharon valientemente para capturar los reductos de Grivitza alrededor de Pleven, y lo mantuvieron bajo su control hasta el final del sitio. El sitio de Pleven duró de julio a diciembre de 1877, después de que los Ejércitos del Oeste cortaron todas las rutas de suministro hacia la fortaleza. A fines de noviembre, las fuerzas otomanas intentaron romper con el sitio en dirección de Opanets, en el sector defendido por las tropas rumanas. El intento falló y, el 28 de noviembre, el herido comandante Osmán Pasha fue capturado. Entregó su espada al coronel rumano Mihail Christodulo Cerchez.
Monumento a la batalla de Plevna cerca de las murallas de Kitai-GorodMoscú.
Los rusos, bajo el mariscal de campo Gurko, capturaron los pasos de la montaña Stara Planina, que eran cruciales para maniobrar. Después, ambos bandos pelearon las batallas del Paso de Shipka. Gurko realizó varios ataques a esta zona y finalmente consiguió asegurarla. Las tropas turcas intentaron recapturar esta ruta, para reforzar a Osman Pasha en Pleven, pero fallaron. A la postre, Gurko lideró una ofensiva final que aplastó a los turcos alrededor del paso de Shipka. La ofensiva turca en el paso de Shipka es considerada uno de los peores errores de la guerra, dado que los demás pasos estaban prácticamente sin protección. Para entonces, un gran número de soldados turcos se mantuvieron fortificados a lo largo de la costa del mar Negro y se involucraron en muy pocas operaciones.
Un fuerte contingente de Finlandia, una unidad rumana de más de 40.000 soldados y brigadas voluntarias de la población búlgara local lucharon en la guerra del lado de los rusos. Para expresar su gratitud al batallón finlandés, cuyo impacto fue desproporcionadamente mayor que su tamaño, el zar dio el nombre al regimiento de "Batallón de los Viejos Guardias". Mantienen esa designación hasta el día de hoy.

Intervienen las Potencias[editar]

En febrero de 1878 el Ejército ruso casi había llegado a Estambul pero, temiendo que la ciudad cayera, los británicos enviaron una flota de acorazados para intimidar a Rusia y prevenir que entraran a la ciudad. Bajo la presión de la flota para negociar, y habiendo sufrido pérdidas enormes (algunos estiman 200.000 hombres), Rusia aceptó buscar un arreglo; firmándose el Tratado de San Stefano (Ayastefanos Antlaşması en turco) el 3 de marzo, por el cual el Imperio Otomano reconocía la independencia de RumaníaSerbiaMontenegro, así como la autonomía de Bulgaria.
Alarmadas por la extensión del poder ruso en los Balcanes, las grandes potencias modificaron el tratado en el Congreso de Berlín.

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