Los Topillos campestres del norte de España, tiene un aspecto muy particular diferenciándose de sus congéneres por rasgos muy leves, destacando su cuerpo con aspecto cilíndrico y rechonchos, cuello corto, hocico ancho con mandíbulas poderosas, con unas patas muy cortas para facilitarle el movimiento en el interior de las galerías y una cola corta adaptada a la vida del subsuelo, la vida media es de 10 meses, su longitud no supera los 150 mm. incluida la cola y su peso de 70 a 75 grs. Su morfología no es como la de un topo común, ya que no tiene patas en forma de palas, así se ve obligado a utilizar la boca para realizar los túneles cuando el suelo esta duro.
Los topillos tienen más similitud con los ratones que con los topos comunes.
La climatología condiciona la capacidad de reproducción, aunque esta activo todo el año. La hembra se reproduce a los veinticuatro días, dándoles quince días de lactancia, en cada parto la hembra tiene de 3 a 10 crías y 6 camadas a lo largo de su vida, por ello una pareja puede criar si las condiciones son favorables hasta 13.000 individuos. La reproducción al ser tan elevada en poco tiempo, la proliferación de estos topos puede constituir una plaga en la zona que se asientan.
Los topillos son unos roedores cuya alimentación es esencialmente herbívora, tallos, frutos de la superficie, raíces, tubérculos, bulbos, de las partes subterráneas de las plantas. Necesita suelos con cierta humedad, en lugares abiertos, pero cercanos a zonas de regadío y arboladas, sus zonas óptimas las encuentran en praderas con zona de matorral y campos de cultivo de herbáceas. Evitan los suelos con cierta humedad, encharcados y pisoteados por el pastoreo. Construyen sus nidos o madrigueras y sus despensas de alimentos en galerías subterráneas.
Los topillos tienen una gran capacidad de reproducción, convirtiéndose en plagas terribles en muy poco tiempo.
Para la localización de estos roedores es sencillo observando en el terreno los montículos o topilleras que deposita al lado de la boca de la madriguera para protegerla; las galerías que construyen donde forman el nido; el rastro de sus excrementos en la boca de su madriguera, también las plantas roídas donde solo come el tallo y no las hojas. Al roer las raíces y tallo en el subsuelo los árboles y arbustos se secan produciendo un color amarillento en las hojas.
Los agujeros en el suelo y excrementos alrededor son indicios de que existen topillos.
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